¿Por qué hay que comer marisco?

El mar ofrece cantidad y calidad de productos, entre ellos hemos seleccionado los mariscos, que no son peces. Estos son muy sanos y nutritivos y ricos en calcio, magnesio, fósforo, zinc, yodo, hierro, potasio, cobre, niacina, tiamina, y ácidos grasos como el Omega-3. Si estos argumentos no te convencen para tomarlos pues, aquí está respuesta fácil: porque están buenísimos, aunque las personas que no toman mariscos o bien es porque no les gusta, por temor a intoxicarse o por algún tipo de alergia.

A toda esta lista hay que añadir que tienen muy bajo contenido de sodio, grasas saturadas, colesterol, y calorías, de hecho son ideales para las dietas hipocalóricas. Sustituyen a las carnes rojas.

Y ahora hablando del peligro de intoxicación, es cierto que existe, pero si somos cuidadosos y los tomamos frescos no hay problema. Aquellos que padecen del estómago, el hígado o con problemas inmunológicos no tienen que tomarlos crudo. Si estás embarazada tampoco debes tomarlos crudos, ni ahumados; pero cocidos, cocinados o a la plancha se ha demostrado que ayuda en el desarrollo neurológico del feto.

Hace unos años se pensaba que los mariscos elevaban el nivel de colesterol, pero ni siquiera los moluscos, navajas, coquinas, almejas, ostras, mejillones…poseen un alto nivel de éste. De hecho, se sabe que estas variedades poseen grandes cantidades de esteroles no colesterol, que tienen un efecto positivo.

¡ah! la receta de la abuela de tomar un vaso de leche para evitar una indigestión ayuda a asimilarlos.

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