La soja es una planta de la familia de las leguminosas, como las alubias o las lentejas, de origen asiático. Contiene una gran cantidad de proteínas de calidad, de hecho la palabra soja en chino significa carne de campo, además aporta sales minerales, oligoelementos y enzimas.
Referente a las grasas, contiene en su mayoría las insaturadas, que son menos dañinas. Además los glúcidos de la soja tienen la particularidad de no contener lactosa, de ahí que su leche y el yogur de soja estén indicados para los que no toleran la lactosa. Y por si fuera poco la soja contiene muchísimo potasio, fósforo y magnesio, además, hierro, vitamina E, y del grupo B fundamentales para el crecimiento. Por su alto contenido en hierro y proteínas es ideal en estados de desnutrición.
Está demostrado que la soja es un buen complemento a algunos medicamentos contra el colesterol alto, actuando sobre la eliminación de los receptores del colesterol. Los estrógenos vegetales de la soja representan un papel protector y preventivo contra los tumores de próstata.
Para los problemas ligados a la menopausia la soja es muy eficaz, además de retrasar su aparición, también al disminuir los síntomas típicos como golpes de calor e insomnio. A su vez, según las últimas investigaciones, y por ese mismo principio provoca alteraciones en la menstruación.
Se tenga la edad que se tenga, 50 gramos diarios de esta legumbre nos protege de la osteoporosis.
Muchos emperadores orientales la consideraron una de las cinco semillas sagradas, junto con el arroz, el trigo, la cebada y el mijo.