Según una investigación desarrollada en 13 países de la Unión Europea, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) pueden hacer que aumenten los niveles de polen en las ciudades, por lo que las personas alérgicas sufren especialmente en las grandes urbes y se hace necesario revisar los tipos de árboles que se plantan en parques y jardines para proteger a los afectados. La incidencia de la alergia al polen no ha hecho sino aumentar en los últimos años, algo que se relacionaba con el aumento de las temperaturas. Sin embargo, todos los indicios apuntan a que esa no es la causa, ya que parece ser que el aumento de los niveles de CO2 es lo que está favoreciendo la producción de polen.
En el mencionado estudio se han analizado los niveles de polen de un total de 25 especies de árboles y plantas, y se encontró que un 60 por ciento de los ejemplares monitorizados aumentaron su producción de polen en los últimos años. Además, se detectó que este incremento fue más intenso y duradero en las ciudades.
Aunque esta relación debe ser investigada más a fondo para establecer todo los parámetros, parece ser que el aumento de los niveles de polen está ligado a la introducción de plantas y árboles procedentes de otros continentes, unido al impacto del CO2, por lo que se recomienda a las autoridades competentes tener en cuenta a los alérgicos a la hora de seleccionar las especies vegetales que adornarán los espacios públicos. Una contención en la contaminación ambiental de las ciudades ayudaría también a reducir los padecimientos de las personas afectadas.