Todo lo que necesitamos lo encontramos en la Madre Naturaleza y los productos de limpieza de cutis no son una excepción. Nuestra piel necesita respirar y para ello a veces no es suficiente una crema limpiadora y un tónico. Es bueno hacerse un peeling semanal para purificar los poros. Para ello no es necesario acudir a una tienda de cosméticos y gastarnos varias decenas de euros, si tenemos en casa jabón de glicerina y azúcar, es más que suficiente.
Recogemos nuestro cabello en una cinta elástica o lo apartamos de nuestra cara con una diadema, puesto que el peeling que vamos a hacer es algo pegajoso por el azúcar derretido. Con agua templada humedecemos nuestra cara y manos. Frotamos entre las palmas la pastilla de jabón de glicerina hasta hacer una espuma consistente. Después añadimos una cucharada sopera de azúcar en la palma de una mano y frotamos, de nuevo, contra la otra suavemente hasta hacer una crema.
Comenzamos por la frente con un delicado masaje con las puntas de nuestros dedos. El movimiento ha de ser circular y ascendente. Seguimos por toda la cara y si es necesario añadimos más azúcar hasta completar toda la piel. También podemos incluir cuello y escote, puesto que están expuestos a la contaminación y suciedades ambientales.
Podemos insistir en las zonas normalmente más grasientas de la cara, como son la frente, la nariz y sus laterales y la barbilla. Tras frotar toda la superficie, aclararemos con agua abundante y aplicaremos una crema hidratante mezclada con un poco de aloe, si lo tenemos al alcance.