El jabón de Alepo es uno de esos productos de toda la vida, que han demostrado su utilidad y eficacia generación tras generación. De hecho, su origen se sitúa hace más de 2.000 años, en la ciudad de Alepo, Siria. Se cree que fue el primer jabón duro de la historia, y rápidamente se extendió por todo el Mediterráneo.
Sus componentes, totalmente naturales, son el aceite oliva, aceite de laurel, sosa cáustica y agua pura de manantial, y todavía se fabrica como antiguamente. Esta fórmula hace que el el jabón de Alepo sea rico en vitaminas A, E, P y C y también en minerales como calcio, hierro, magnesio, fósforo y azufre.
Sus ingredientes hacen que este jabón sea ideal para el cuidado de nuestra piel. Con propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antisépticas, suaviza la piel y la mantiene hidratada y tersa, siendo ideal para pieles muy sensibles y para las que tienen algún tipo de problema. Hay quien lo emplea incluso para lavar el pelo o como espuma de afeitado. Además, regenera y nutre la piel, protegiéndola de infecciones, sindo muy aconsejable su uso en casos de psoriasis, acné, eczemas, etc.
El uso diario de este producto es una excelente manera de cuidar nuestra piel de las agresiones externas, de una manera natural y eficiente, consiguiendo en poco tiempo una visible mejora de la epidermis. Y lo mismo sucede con el cabello: los aceites de oliva y laurel lo nutren en profundidad, proporcionándole brillo, belleza y vitalidad. Sin duda, el jabón de Alepo es un extraordinario descubrimiento para todas aquellas personas que deseen potenciar su salud y su belleza de una manera completamente ecológica.