El problema de las uñas quebradizas afecta y preocupa a una parte importante de la población. Suele originarse por diversos factores que actúan unidos, y que pueden ser locales, es decir por agentes nocivos que afectan directamente a manos y uñas, o sistémicas, como reflejo de enfermedades generales en las que se deteriora la flexibilidad y dureza.
Cualquier proceso inflamatorio o infeccioso de los dedos puede producir alteraciones transitorias en las uñas. El ejemplo más típico es la infección por hongos (onicomicosis), que si se trata correctamente se recupera sin más problemas. En otros casos, la uñas se abren en capas o se rompen con facilidad, sin que se hayan producido problemas previos en los dedos. Entonces el problema puede deberse a anemia, endocrinopatías, alteraciones renales o hepáticas o déficits vitamínicos.
El especialista al que se debe acudir en caso de alguna alteración en las uñas es el dermatólogo. Todos los pacientes con uñas frágiles deben mantener una serie de cuidados higiénicos sencillos, que el médico le indicará. En líneas generales, si tus uñas son frágiles conviene que las mantengas limpias y cortas, cuidando periódicamente el borde libre con una lima suave.
Además, debe evitarse la inmersión repetida de las manos en agua y el contacto con jabones, detergentes o productos químicos en general. Es recomendable utilizar guantes de goma o plástico, siempre que tengan una cubierta interior de tejido, o se utilicen sobre unos guantes de algodón.
Otra recomendación a seguir es cuidar la hidratación de las uñas, que la necesitan tanto como nuestras manos. Cada vez que las mojes es conveniente que te apliques una crema protectora a base de glicerina, vaselina o siliconas.